A menudo, nos encontramos con la brecha entre el deseo de adoptar hábitos saludables y la acción necesaria para lograrlo. Crear hábitos sanos, es uno de los mayores retos al que nos enfrentamos diariamente como seres humanos. No obstante, hoy se reconoce que el foco de la salud deben ser los programas de promoción y prevención, movilizando a las personas a crear estrategias que promuevan estilos de vida saludables, fomentando la prevención de enfermedades y liderando una cultura de autocuidado.
A medida que ha venido aumentando la consciencia sobre la importancia de los estilos de vida saludables y el cambio de comportamiento en la prevención y el manejo de enfermedades crónicas, la demanda de profesionales capacitados para guiar a las personas en su viaje hacia una vida más saludable también creció, y fue así como a principios de la década de los 90 surge en Estados Unidos el concepto de los Health Coach o Coach de Estilo de Vida. El término “coach” proviene del ámbito deportivo, donde los entrenadores desempeñan un papel fundamental en el desarrollo y rendimiento de los atletas. Inspirados por esta idea, algunos profesionales de la salud comenzaron a aplicar los principios del coaching en el campo de la salud y el bienestar.
Hoy en día, los health coaches se encuentran en diferentes países alrededor del mundo y su popularidad continúa en aumento. Su enfoque centrado en la persona y su capacidad para motivar y apoyar el cambio de comportamiento se han convertido en herramientas valiosas en la promoción de la salud y el bienestar en diversas culturas y sociedades. Con una orientación holística, buscan llevar a las personas a descubrir sus propias motivaciones y establecer metas realistas, reconociendo que cada persona es experta en su propia vida, trabajando en estrecha colaboración con ellas para encontrar soluciones que se adapten mejor a sus necesidades y circunstancias únicas. No se trata solo de decirles qué hacer, sino de ayudarlos a descubrir qué funciona mejor para ellos, para que se apropien del cambio y puedan llevarlo a cabo con éxito.
Por último, brindan el apoyo y la guía necesaria durante todo el proceso, ayudándole a la persona a superar obstáculos y celebrando los logros alcanzados. El cambio de comportamiento no ocurre de la noche a la mañana. Requiere tiempo, paciencia y apoyo constante. Siendo éste el motor fundamental para mantener el impulso y lograr cambios duraderos.
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